



Sólo te pido un poco de atención. Seguramente mucho habrás escuchado hablar a toda la gente grande que de una u otra manera te rodean en el rugby sobre... cómo se pasa la pelota, que hay que correr derecho, que hay que tacklear abajo, que no hay que comérsela, etc.
También te habrán dicho señores muy circunspectos que a tu edad este juego no es competitivo, que tenés que respetar a tu ocasional adversario, que el rugby es una escuela de vida, que patatín, que patatán. Bueno, yo no quiero hablarte de nada de éso, sólo quiero dirigirme a vos que sos gordito o flaquito, muy lungo o muy petisito, que tuviste la suerte de entrar a este mundo, que como pocos marcará tu vida a lo largo de toda tu existencia. Quisiera decirte que no te sientas muy chiquito al lado de los «monstruos» de tu club, ya que ellos, si bien son importantes, son efímeros como tales, y que si los clubes no te tuvieran a vos, durarían poco y nada.
También quería asegurarte que siempre vas a tener un lugar reservado, si es que vos lo querés, aunque no formes parte de los mejores, ni de los más dotados o de los más vivos, ya que el rugby, como pocos, es un juego de equipo en donde todos necesitan de todos y en donde la genialidad de dos o tres jugadores de nada sirve sin el apoyo del resto. No te olvides nunca, y si alguno de tus mayores lo hace, te pido que se lo recuerdes, que vos no sos un hombre en chiquito que todo lo puede, ni que sos un cachorro de puma. Sí sos, y eso es lo más importante, un cachorro de hombre, al cual todos los adultos, mediante el respeto, el amor, la generosidad y la comprensión, debemos ayudar en su partido más importante: «Crecer».
Por último, te cuento un secreto que haría morir de envidia a más de un jugador de primera, a algún dirigente de tu club... En el rugby infantil el protagonista no es el rugby, sino vos... Chau, que te diviertas.
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