
Hace unos meses atrás la carrera del joven Mathieu Bastareaud estaba en ascenso. Era titular en el Stade Francais y jugaba en la selección de su país, pese a su corta edad. Estuvo en el equipo que venció a los All Blacks de visitantes y una semana más tarde, luego del segundo test, salió a un boliche, pero allí su vida dio un giro inesperado.
Al regreso al hotel en Wellington, estaba golpeado y le dijo a la policía que lo habían asaltado. Luego cambió su versión y dijo que los que le habían pegado eran compañeros de su equipo, hasta que finalmente confesó que las heridas se las provocó el mismo, tras una caída.
Por este incidente, la Federación Francesa de Rugby (FFR) anunció que el jugador será suspendido entre uno y tres años. Francois Alguacil, el presidente del comité disciplinario de la FFR dijo que la sanción se conocerá el mes próximo.
"Ofendió al equipo francés y también a los gobiernos de Nueva Zelanda y Francia”, afirmó Alguacil, al tiempo que anunció que la sanción será sólo para la selección y Bastareaud podrá seguir jugando en el Stade Francais.
El affaire del jugador francés no sólo fue estrictamente deportivo, ya que el Primer Ministro de Francia, Francois Fillon, debió enviar una carta de disculpas a John Key, su par neocelandés.
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