Indudablemente todo lo que se pueda hacer en materia de prevención para quienes juegan al rugby, será bienvenido, pero también es innegable que no todos los costos deben ir a parar al bolsillo del jugador. Proclamamos a los cuatro vientos que el “rugby es de los jugadores”, pero cada vez es más dificultoso en términos económicos poder hacerlo. Los nuevos aptos médicos tienen un costo cercano a los $ 300,00 y hay otras dificultades.
Cuando mas modesta sea la institución y más alejada esté de los grandes centros poblacionales, mayores son los costos y dificultades.
Puede parecer una exageración pero conocemos poblados chicos en donde algunos de los estudios pedidos no se realizan (ecocardiograma y una radiografía de columna cervical de perfil con medida de índice de Torg y Pavlov; ergometría), por lo que quienes deseen jugar rugby además deben trasladarse a otras ciudades con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero.
Tampoco no todos tienen obras sociales y/o prepagas y en muchas de ellas los estudios no son contemplados, por los que los costos llegan a cifras importantes que pueden verse reflejadas en la cantidad de jugadores fichados para el 2009.
Inclusive en centro importantes como Buenos Aires, varios clubes hicieron llegar su preocupación para cumplir con los plazos y requisitos impuestos.
En aquella publicación que hiciera nuestra web referida a los costos del rugby amateur argentino, solicitamos la intervención de la Unión Argentina, que ha proclamado que muchos de los ingresos que promueva su rugby profesional serían volcado al de los clubes. Esta es la oportunidad, sobre todo después de haber resignado la localía con Inglaterra en un partido, fruto de las muy buenas ganancias a obtener.
Ojalá nos equivoquemos, pero nos parece que habrá enormes dificultades con este tema. Alguien debería darle una solución y dejar de mirar hacia otro lado.
Si hablamos de rugby para todos hagámoslo realidad.
Tercer Tiempo
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