“Mi hermana suele decirme en tono de reproche: “antes hacías lo que querías, ahora lo hacés peor”, sin advertir que mis tantos años arrastrados, me habilitan justamente para ello: hacer o decir lo que se me ocurre, aunque cuidándome un poco de no fastidiar… pero un poco nomás!. También me dice, esta vez sin reproches, que era imaginativo, cuando la emprendía con los hechos del futuro”, así comienza el querido Cacho Valdéz, su nota.
En contraposición, mi tratamiento con los acontecimientos del pasado, decía, los que calificaba como el resultado de fabulaciones propias. Macanas. A esto último, le espeto que no confunda esa mixtura mía que enlaza recuerdos, hechos realmente acontecidos, imaginaciones, etc., que no son fábula, sino una cierta fantasía onírica, que me agasaja y que me encanta relatarla. Si vuelvo a jugar a Córdoba, tendrían que estar al frente mío, un tal Pomponio, por ejemplo, aquel que en el tercer tiempo resoplando con fuerza, “inflaba” sus testículos hasta alcanzar un volumen colosal, magia aceptada y celebrada jubilosamente; era importante evitarlo, también, en cualquier instancia del partido. Mirarlo al chico Allub, tamaño de segunda línea, al Torazo Sardiano con el Yeti Cornella, el caballero Ribeca, a los mellizos Quetglas, sobre todo al Mono, al que tenía tal “bronca”, que si lo viera lo partiría de un abrazo. Enfrentar al Chulo Feretti, arquitecto encima, al “bello” Tinti Astrada … A Richiardelo, al “Piojo Cordobés” Raúl Guevara. Por razones de salud no enfrentarlo “al Raúl Loyola” y a mi “Corto” Mazzieri, que tenía la misma zurda que el “Chueco” García y ya para no regresar “a mi Tucumán querido…” a los hermanitos Viale. ¡Válgame Jesús, si me habrán alegrado estos seres especialmente benditos! Tendría que ser antes que se ponga el sol, tibio y tinto, porque hay que “cuerear” sobre todo a los sabios del juego del rugby, a los que estudiaban la inocencia, seguramente para transformarla, mientras compartíamos el sabor de nuestras ocurrencias cordobesas y tucumanas, lastimosamente en tiempos tan breves. Pero bueno, eso es lo que quiero si vuelvo a jugar en Córdoba: con ellos mezclarme en pases y uno que otro tacklecito que delicadamente golpeen el corazón, como para recordar a quienes había elegido para compartir un juego de admiraciones, cariños y respeto. Cacho Valdez, Tucumán, Abril 2 de 2009 (y Las Malvinas, son argentinas!) Foto: Cacho jugando y tomando bien abajo la ovalada en Tafi del Valle, este año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario