No se conocen aún muchos datos, sí que el IRB lo tiene en carpeta. Dicen que habrá mayores precisiones dentro de tres años. Se trata de mi hermano el scrum. Pareciera que de nada valen las muestras muy claras de que está pasando por su mejor momento. Por ejemplo, el porcentaje de derrumbes. El cuidado de los relevos disponibles en el banco. Y algunas cosas más de orden técnico y administrativo, por así señalarla. Pero de lo más importante casi no se habla y es de la filosofía con la que sus integrantes y el resto del equipo encaran y desarrollan su juego. “Dame un buen scrum y ganamos el partido, y si lo perdemos no les será fácil” decía Enrique “Topo” Rodríguez. “Si se quiebra el scrum, se quiebra el equipo” aseguraba “Catamarca” Ocampo. El scrum son ocho partes que se convierten en una unidad. Los dedos, las manos, los brazos, el cuello, la cabeza, la espalda, las piernas y los pies son el andamiaje del hermoso edificio. Además no es para “brutos”, como aseguran algunos detractores, para jugar el scrum lo mismo que para pasar la pelota, recibirla, patearla, se requiere inteligencia, todo lo que se hace en el juego de rugby pasa por la enseñanza, el aprendizaje y la práctica; crear el hábito no es hacer desaparecer la inteligencia, el juego de rugby y su mejoramiento constante necesita de un coeficiente intelectual medio al que hay que ejercitarlo de manera permanente. Señores IRB, el rugby sin el scrum con sus actuales leyes, dejaría de serlo; estaríamos frente a otro deporte. ¿Existirá alguna presión extraña al juego que esté impulsando el cambio? ¿Los grupos económicos que quieren vender mejor el producto estarán haciendo lo suyo? Y si así fuera, ¿hasta donde las autoridades encargadas de mejorar el juego aceptarán dicha presión? Porque no es cuestión de plebiscitar, el juego de rugby, sin el scrum actual, no se negocia.
NDR: en este momento esta en estudio "el scrum sin disputa", como ya pñublicarmos en estas páginas.
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